Por Luis Herasme
María es un huracán monstruoso, de fuerza catastrófica, categoría 5 en la Escala Saffir-Simpson, con vientos de 280 kilómetros por hora, conforme al boletín de las 11 de la noche de este martes.
Se situaba en la latitud 17.3 Norte, longitud 64.7 Oeste, a 190 kilómetros al sureste de Puerto Rico y a unos 650 de la República Dominicana.
En las últimas 48 horas, a medida que María se traslada al noroeste a una velocidad lenta y tortuosa de 17 kilómetros por hora, parece no dejar dudas de que afectaría territorio dominicano con vientos huracanados y de tormenta tropical durante todo el día del jueves.
Aún el ojo no tocando tierra de nuestro país, como indica la proyección hasta esa hora, su fuerza sería catastrófica en el Este, Sureste, Noroeste y Norte, no solo por sus vientos, sino también por sus intensas lluvias, las que también afectarían al Sur dominicano, acompañadas de ráfagas que pudieran ser fuertes.
Nuestra nación afronta una de las mayores amenazas naturales de toda su historia, lo cual nos llama a la unidad y a colocar el interés nacional por encima de diferencias ideológicas, partidistas, religiosas o de cualquier otra índole.
Como humanos no podemos desviar el curso del huracán María para evitar nos afecte, pero sí contribuir a proteger la vida, mediante la acción colectiva y solidaria y comprendiendo que lo material es secundario y que hay que acudir a los refugios cuando las circunstancias lo impongan.
El huracán María promete dar con fuerza y el pueblo dominicano ha de responder con unidad, arrojo e inteligencia.
Como humanos no podemos desviar el curso del huracán María para evitar nos afecte, pero sí contribuir a proteger la vida, mediante la acción colectiva y solidaria y comprendiendo que lo material es secundario y que hay que acudir a los refugios cuando las circunstancias lo impongan.
El huracán María promete dar con fuerza y el pueblo dominicano ha de responder con unidad, arrojo e inteligencia.
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