Lunes, 19 de octubre 2020
Por Luis Herasme
La victoria contundente y limpia que le aceptan a Luis Arce, este domingo 18 de octubre 2020, es la misma victoria que le bloquearon a Evo Morales en octubre del 2019.
El domingo 20 de octubre del 2019, Bolivia fue a elecciones y por cuarta ocasión consecutiva votó mayoritariamente por Evo Morales, quien alcanzó el 46% de respaldo sobre un 36% del opositor Carlos Mesa, pero ocurrió que tras una "revisión del escrutinio" por parte de la Organización de Estados Americanos (OEA), los comicios fueron anulados y Morales tuvo que dejar la presidencia y salir del país, obligado por la presión de elites económicas, militares y por intromisiones extrajeras.
La OEA alegó entonces "fallas graves" y que no podía "determinar" un ganador y alentó la instalación del actual gobierno de facto de Jeanine Añez.
Este domingo 18 de octubre, un año después, el Movimiento al Socialismo (MAS), el partido fundado y liderado por Morales, ha vuelto a ganar con más del 46%, llevando esta vez como candidato a Luis Arce, frente a un 30% de su contrincante Carlos Mesa.
Estos resultados son parecidos a los del 2019 e igual de transparentes.
La diferencia está en que esta vez ningún poder militar , político, económico o extranjero, ha interferido para desconocer la voluntad popular. Una reedición golpista, hubiera llevado a Bolivia al caos total, con altos riesgos de guerra civil.
No siempre se puede usar el poder para vulnerar la determinación democrática de los pueblos y eso vimos este domingo en esa nación suramericana.
Los resultados limpios de este domingo, demuestran la limpieza de la victoria de Evo Morales hace un año y revive el papel miserable de la OEA, cuando lejos de ser arbitro confiable y refrendar el certamen, asestó un golpe bajo y fue parte de una conspiración que llevó a Bolivia a un año de profundas angustias económicas y desesperanzas en el porvenir.
Con la elección de Arce, toca a los bolivianos retomar las transformaciones sociales, económicas y políticas, restablecer la confianza y salvar la democracia, en esta quinta victoria consecutiva del MAS.
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