Panorama Político tras resultados elecciones de marzo e informe OEA.


PLD se recupera velozmente, tras informe OEA que comprueba que el 16 de febrero no hubo ningún intento de fraude desde el oficialismo, contrario a como quisieron hacer creer partidos opositores y manifestaciones de Plaza de la Bandera.

Por Welkin Cuevas

En las elecciones del 15 de marzo, el PLD obtuvo 1,184,222 votos y el PRM obtuvo 1,371,357 votos, alcanzando ambos partidos un 40.42% versus un 42.99% con sus respectivos aliados.

Las elecciones municipales arrojaron mentiras para socavar liderazgos y falsas percepciones para inflar proyectos, que, por reposar en informaciones inciertas están siendo colocados en sus justas dimensiones con el peso de la verdad y el análisis de los resultados de aquella coyuntura electoral.

La verdad es que el Partido de la Liberación Dominicana (PLD) participó en esas elecciones en un
momento que vivía la peor crisis de su historia, por los apretados resultados de las primarias del 6
de octubre de 2019, y porque además dicha organización cargaba la pesada calumnia de un supuesto
intento de fraude alegado por la oposición, que provocó la suspensión de las elecciones el 16 de
febrero de 2020.

Es innegable que esas situaciones facilitaron que la misma oposición gestionara un plan de
agitación social en perjuicio del Gobierno, también en contra del PLD y nuestros candidatos municipales e inclusive de ataques e intrigas en contra de los dirigentes de esta organización política.

Al reprogramar las suspendidas elecciones y hasta la celebración de las mismas el 15 de marzo, la
Junta Central Electoral (JCE) no contaba con las informaciones certeras sobre las fallas técnicas de
las máquinas de votaciones, provocadas exclusivamente por un incompleto procedimiento
tecnológico implementado con errores por el personal de informática del órgano comicial.

Así quedó comprobado con la auditoría de la Organización de los Estados Americanos (OEA), cuyo
informe del 14 de abril estableció que en las suspendidas elecciones del 16 de febrero no existió el
alegado intento de fraude. Pero, ya el daño estaba hecho en las elecciones extraordinarias de marzo.

No obstante esas circunstancias desfavorables para el Partido de la Liberación Dominicana (PLD),
esta organización le dio competencia reñida al Partido Revolucionario Moderno (PRM) que a su
vez, aunque se benefició de los factores relacionados al supuesto fraude, también capitalizó el
descontento colectivo generado por las protestas en la Plaza de la Bandera, marchas y cacerolazos
en el territorio nacional; sin embargo, dicha organización opositora quedó en un empate técnico con
el PLD cuando analizamos el cómputo nacional de los votos, que es como se elige el (la) presidente
y el (la) vicepresidente de la República.

Desde esos ajustados resultados, inicialmente omitidos e inclusive negados por propios peledeístas
incididos por el fervor del momento; la realidad es que, se trata de un panorama político hacia las
elecciones presidenciales y congresuales con un PLD que se recupera velozmente y cohesiona la
simpatía de la población más vulnerable que valora la calidad de la inversión social y de los
productivos que apuestan a la estabilidad económica versus el PRM que no acredita ni siquiera un
programa de gobierno transcendental, sino que solo apuesta a arengas, sin percatarse que su casilla
presidencial pierde, aunque lo nieguen, una proporción de votos de miembros de la Fuerza del
Pueblo que en marzo pasado fueron votos directos computados a nivel nacional en la casilla del
PRM.

Así quedará comprobado en las elecciones del 5 de julio, en las que el PLD proyecta una victoria
con Gonzalo Castillo como presidente y Margarita Cedeño vicepresidenta, como también sucederá
en el reglón congresual, cuyas proyecciones abordaremos en otra publicación.



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