Por Luis Herasme.
Las maquinarias están listas para derribar el muro de la sin razón. La decisión está tomada. Su derribo es inminente. Un diálogo secreto a alto nivel que se realizó durante varios meses puso sobre la mesa las condiciones y las dos partes las aceptaron.
Estados Unidos y Cuba han emitido al mundo, por intermedio de sus presidentes Barack Obama y Raúl Castro, una de las noticias de mayor impacto positivo en décadas: El restablecimiento de las relaciones diplomáticas y comerciales, bloqueadas desde el 1961.
Con el acuerdo, los beneficiados no serán solo sus protagonistas, geográficamente separados por tan solo cien millas de distancia, sino también toda América Latina, parte de la cual con timidez y limitaciones para acercarse y profundizar relaciones con la isla caribeña, evitando confrontar con la nación más poderosa del planeta.
Veremos pronto a empresas de cualquier parte de América Latina y Estados Unidos concertando acuerdos, comprando y vendiendo a Cuba.
Evidentemente, el vecino país está ante su mayor oportunidad de encaminarse hacia un desarrollo económico gigantesco, puesto que independientemente del criterio que se pueda tener de su sistema de gobierno, es indudable que ha podido sentar bases sólidas en organización institucional, social, cultural, educacional y sanitaria, factores que le permitirán aprovechar los grandes capitales que se movilizarán sobre su territorio.
Inteligentes y atinadas las posturas de Obama y Raúl; por igual, la del Papa Francisco, el hombre que medió y animó a la negociación.
Los capítulos permanentes de tensiones entre Estados Unidos y Cuba, con implicaciones de otras naciones, llegan a su fin, y por consiguiente América Latina ve asomarse una nueva etapa de mayor seguridad, confianza y libertad, desde cualquier ángulo en que alce la vista.
¡A celebrar el derribo del muro de la sin razón y la llegada de un nuevo renacimiento!.
Con el acuerdo, los beneficiados no serán solo sus protagonistas, geográficamente separados por tan solo cien millas de distancia, sino también toda América Latina, parte de la cual con timidez y limitaciones para acercarse y profundizar relaciones con la isla caribeña, evitando confrontar con la nación más poderosa del planeta.
Veremos pronto a empresas de cualquier parte de América Latina y Estados Unidos concertando acuerdos, comprando y vendiendo a Cuba.
Evidentemente, el vecino país está ante su mayor oportunidad de encaminarse hacia un desarrollo económico gigantesco, puesto que independientemente del criterio que se pueda tener de su sistema de gobierno, es indudable que ha podido sentar bases sólidas en organización institucional, social, cultural, educacional y sanitaria, factores que le permitirán aprovechar los grandes capitales que se movilizarán sobre su territorio.
Inteligentes y atinadas las posturas de Obama y Raúl; por igual, la del Papa Francisco, el hombre que medió y animó a la negociación.
Los capítulos permanentes de tensiones entre Estados Unidos y Cuba, con implicaciones de otras naciones, llegan a su fin, y por consiguiente América Latina ve asomarse una nueva etapa de mayor seguridad, confianza y libertad, desde cualquier ángulo en que alce la vista.
¡A celebrar el derribo del muro de la sin razón y la llegada de un nuevo renacimiento!.
Blogger Comment
Facebook Comment