para EL FUTUTO
Domingo, 9 de noviembre 2025.
Marino Lachapelle, conocido en la sede central de la UASD como "El Hombre del Nivel", sigue vivo bajo cuidado en un apartamento de Invivienda, en Santo Domingo Este.
Marino Lachapelle, conocido en la sede central de la UASD como "El Hombre del Nivel", sigue vivo bajo cuidado en un apartamento de Invivienda, en Santo Domingo Este.
Pero cabe igual esta descripción: Nunca fue maestro, ni buscó títulos, ni cargos. Su relación con la universidad era directa y sencilla: Conversar, escuchar, insistir en ideas. Por eso, con el tiempo, llegó a ser reconocido allí como “El Hombre del Nivel”.
Marino, hasta que su salud se lo permitió, cargaba siempre con un nivel de construcción, como el que usan los albañiles.
Marino, hasta que su salud se lo permitió, cargaba siempre con un nivel de construcción, como el que usan los albañiles.
El nivel no era un adorno ni una rareza. Era su forma de expresar un mensaje político y un ideal social: Que el país necesitaba justicia social verdadera y que esa justicia debía permitir la convivencia de todas las clases sociales sobre una base equilibrada.
El nivel era su metáfora: Sin equilibrio, nada se sostiene; sin rectitud, no hay proyecto válido.
Los estudiantes lo llamaban cuando lo veían, muchos lo “coreaban” casi como parte del folklore universitario.
Los estudiantes lo llamaban cuando lo veían, muchos lo “coreaban” casi como parte del folklore universitario.
Le pedían que repitiera su teoría de la “sociedad del nivel” que él pregonaba. Marino respondía con gusto. Esa interacción espontánea, repetida decenas de veces a lo largo de años, convirtió su idea en un pequeño rito de memoria colectiva.
Lachapelle no ocupó cargos, pero ocupó conversaciones. A veces la honestidad conceptual no viene de los salones formales, sino de la calle, del gesto pequeño, del símbolo simple.
Que el Hombre del Nivel tenga pronta recuperación.

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