La vida cegada por la vanidad, es breve; la espiritual y pura, es eterna y divina.
Por Luis Herasme.
Neiba. Gracias a Dios, a Jesucristo, a Ernesto Che Guevara, a mi mismo y a mi esposa Yuberkis Jàquez, por aproximarme a una vida horizontal, sencilla, de grandeza espiritual y humana.
Lo que importa en la vida es el monumento de valores representados por el espíritu que armoniza con el bien común, el amor, humildad y la solidaridad.
Llamo en este instante a los hombres y mujeres a buscar la vista original, aquella que solo permite acceder a los valores de grandeza, sacrificio, amor, fraternidad y desprendimiento, independientemente de religiones y edificios de templos.
La vida cegada por la vanidad material es breve; la que se basa en el espíritu y la pureza, es eterna y divina.
A estas alturas, no puedo vivir al margen del interés colectivo. Que mi muerte física, cuando le toque llegar, sea en paz.
Es infructuoso nacer para morir, sin sembrar para la eternidad.
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