Autor: Iliá Jarlámov
Fuente: La Voz de Rusia
Hasta trescientos dólares puede dispararse el precio del barril de petróleo en caso de que las instalaciones nucleares de Irán sean atacadas –dice el experto en cuestiones de seguridad internacional del Departamento de Estado de EEUU, Joseph Ciricione. El especialista prevé que la operación bélica además de no dar solución a la crisis en torno de la República Islámica, servirá de inicio de una vasta guerra en la región y obligará a Irán a acelerar la creación de la bomba atómica.
Entretanto, EEUU intenta convencer a Israel de que una operación armada contra Teherán carece de perspectiva y de la necesidad de buscar una solución al problema nuclear de Irán con medios diplomáticos. Esta posibilidad fue analizada en Jerusalén por el consejero del presidente de EEUU, Tom Donilon, con el primer ministro israelí Benjamín Netaniahu y el ministro de Defensa, Ehud Barak. Y el propio Obama invitó a Netaniahu a realizar una visita a EEUU el 5 de marzo.
China considera que si Israel lanza un ataque contra Irán se producirán grandes conmociones en la región –declaró el portavoz de la Cancillería china, Hong Lei. En palabras del embajador ruso ante la ONU, Vitali Churkin, Moscú hace todos los esfuerzos posibles para evitar el uso de las armas. Por lo demás, el gobierno israelí por ahora no excluye semejante desarrollo de los acontecimientos.
Mientras tanto, no es el primer mes que el mercado mundial convulsiona a la espera de una operación contra Irán –señaló el experto del Fondo Nacional de Seguridad Energética, Alexander
Israel cada vez echa más leña al fuego con la intención de convencer a sus aliados –EEUU y Gran Bretaña– de la necesidad de abrir un frente militar contra Irán, país que supuestamente muy pronto puede fabricar armamento nuclear. Las bolsas mundiales hace mucho tiempo que están a tono, prestan oídos a los rumores. Todo esto provocará inrremediablemente un aumento de los precios, aunque no se sabe si la operación contra Irán se hará efectiva. No se conseguirá doblegar este país, tal como se hizo con Libia, ya que las capacidades son muy diferentes. Teniendo en cuenta que la presencia armada de EEUU en la región está creciendo, lo más probable es que se esté preparando el inicio de una guerra. Se trata de un callejón sin salida; si los precios del petróleo se disparan en flecha, las economías de los países más vulnerables se “desplomarán”.
Por su parte, las autoridades iraníes tratan de resistir el golpe y no asustan a la comunidad internacional con las consecuencias de la agresión.
Por el contrario, parece que Teherán se está preparando seriamente para una posible operación. Por ejemplo, Irán se propone crear tropas de ciber-defensa y emprendió maniobras militares con aviones y sistemas de misiles, a fin de proteger las instalaciones nucleares ante un posible ataque de Israel. Y uno de los comandantes del Cuerpo de los Guardianes de la Revolución Islámica, el general Mohammad Hejazi, declaró que su país puede lanzar un ataque preventivo contra el enemigo, si llega a sentir que sus intereses nacionales corren peligro. El orientalista Vladímir Sazhin, opina:
La declaración de Hejazi es un elemento de la guerra psicológica y propagandística contra los enemigos. El general tratar de atemorizar a la comunidad mundial ya sea con el cese de los suministros de petróleo a Francia o Gran Bretaña, o con la declaración de ataques preventivos. Es difícil imaginar cómo se puede llevar a cabo esto, si no se tiene en cuenta la actividad subversiva de Irán en la región y las posibilidades de sus pequeñas lanchas en el golfo Teóricamente, estas sólo pueden emprender ataques. Pero las unidades militares de Irán no pueden compararse con el ejército y la flota de Israel y sus aliados.
En la Organización del Tratado de Seguridad Colectiva, de la que forma parte Rusia, confían en que la República Islámica no será atacada, y más aún teniendo en cuenta que su secretario general declaró que la organización está tomando medidas ante un posible agravamiento de la situación.
Otra posibilidad de detener la crisis consiste en la cooperación de Teherán con la delegación de inspectores del Organismo Internacional de Energía Atómica (OIEA), que llegó a Irán días atrás. No obstante, a juzgar por la experiencia de las relaciones de las autoridades iraníes con esa organización, dicha cooperación es bastante ilusoria.
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