No podía esperarse otra cosa del presidente Danilo Medina. Devolvió al Congreso, como debía ser, el aprobado nuevo Código Procesal Penal.
Observó el artículo 30 concerniente al aborto. El mandatario no concibe, en sinfonía con lo que también piensa casi todo el pueblo dominicano, que haya prohibición del abordo bajo cualquier circunstancia.
Debe y tiene que haber excepciones, en los casos de incestos, violaciones sexuales o enfermedades que perjudiquen el estado físico y emocional de la mujer que lleva el feto en vientre.
Los legisladores, en su inmensa mayoría, han fallado con esta aprobación y lo triste es que en su interior reconocen su falla. Temen. Protegen sus pellejos del desenfreno religioso. Piensan en ellos por encima del bien nacional.
Bien, Presidente. De seguro que los legisladores temerosos tendrán ahora que enmendar el error.
El aborto seguirá prohibido en República Dominicana, pero con excepciones.
Justa observación del jefe de Estado.
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