Por Luis Herasme.
La sentencia sobre nacionalidad del Tribunal Constitucional es espinosa. Hinca en todas sus partes. El Presidente Danilo Medina, evita cuestionarla con concreticidad. No impone. Es respetuoso de los poderes del Estado. Sus pronunciamientos y acciones buscan más lo abstracto. Se abraza a la parte humana y define de tragedia la situación de miles de descendientes.
Hace una semana, recibió una comisión de hijos de indocumentados haitianos, y el lunes, a la directora ejecutiva de ONU Mujeres, la africana Phumzile Mlambo-Ngcuka.
Danilo, actúa con sutileza e inteligencia ante la situación. Se erige en cobija de manos de seda. Busca mediar ante el drama humano. Se le percibe como amigo, como presidente receptivo. En todo caso, la salida estaría en un consenso de poderes y en una nueva sentencia del Tribunal Constitucional, sensata y viable.
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