Danilo: Al alcance del pueblo dominicano.

Por Luis Herasme.

El presidente de la República Dominicana, Danilo Medina, quien hoy arriba a la mitad de mandato, es el jefe de Estado con mayores niveles de popularidad en America Latina, lo cual se atribuye a su estilo peculiar y atípico de administrar el gobierno.

El presidente, con su firmeza, con su sintonía con el pueblo y su idioscincracia llana, ha derribado muchos de los esquemas protocolares de poder que encumbraron a mandatarios anteriores y los situaron fuera del alcance del clamor popular.

Danilo, se ha conjugada con las masas populares, las ha escuchado y se ha esforzado por ofrecerles atención en la medida de las posibilidades financieras del gobierno.

El texto siguiente fue tomado de Hoy Digital.

El presidente Medina, un hombre con apariencia sobria, pero con una personalidad fuerte y al mismo tiempo coloquial que ha salido a flote en cada una de sus apariciones públicas y ha conectado con la población, hasta el punto de ser considerado para ocupar nuevamente el cargo en un nuevo periodo, aun cuando la Constitución lo prohíbe.

Pero ¿qué cosas ha hecho Danilo para ser tan popular? Desde que fue juramentado como presidente, Danilo Medina dejó muy clara su línea distintiva en materia de administración pública, al tomar medidas que iban desde la prohibición de la exhibición de su fotografía en oficinas públicas y la reducción del uso de vehículos oficiales y guardaespaldas, hasta la cancelación de fiestas y canastas en festividades navideñas, atendiendo a la austeridad que ameritaba la situación económica dominicana con la implementación de la reforma o paquete fiscal el pasado año.

Expresó, además, públicamente que la ciudadanía tiene derecho a la protesta e implementó las visitas sorpresa a distintas instituciones, municipios y provincias con el objetivo de impulsar acciones de desarrollo.

Esta iniciativa de visitas es donde más se ha podido ver su forma de ser afable y estricta. Muestra de ello es la famosa llamada a un ingeniero al cual reprochó, de forma tajante, su irresponsabilidad por el descuido de una obra asignada.

El compartir las costumbres de los lugares que visita, transitar a pie por los polvorientos o encharcados caminos, comer, hablar y hasta bromear con los lugareños, son cosas que nunca faltan en esta, para muchos, popular estrategia de su gobierno.

El mandatario originario de Arroyo Cano, en San Juan, ha asumido posicionamientos y acciones que no siempre han mantenido contentos a todos los espacios de toma de decisión, pero sí a gran parte de la población. Ese es el caso de la asignación del 4% del Producto Interno Bruto (PIB) al renglón de la Educación, tal y como siempre ha establecido la Constitución, pero que ningún presidente había otorgado.

También se cuenta la sustitución de la ministra de Educación tras el reclamo de los ciudadanos, o su participación en actos masivos de otras religiones disidentes del oficial catolicismo. En ese sentido, se recuerda su participación en la tradicional concentración cristiana evangélica “La Batalla de la Fe” el Día de Año Nuevo, visita que ningún mandatario había realizado antes, y la que reafirma su peculiar forma de actuar.

Otras medidas, como dejar sin efecto el aumento al cobro del 1% a placas de vehículos, el aumento a la tarifa eléctrica, la devolución de la reforma al Código Procesal Penal, impulsar la tanda extendida en la Educación básica, iniciar el Plan Nacional de emergencia (9-1-1), la revisión y posterior adecuación al contrato con la minera internacional Barrick Gold y la promulgación de la debatida Ley de Naturalización, son otras de las acciones que cuentan con la aceptación en la población.

Rectitud. Temas tan delicados como el contrato entre la empresa minera Barrick Gold y el Estado dominicano, así como la Ley de Naturalización han despertado en el mandatario reacciones muy reacias respecto a la injerencia de otras naciones en asuntos dominicanos. El presidente ha alzado su voz en discursos para dejar clara su posición de no tolerar dicha situación .

Puntualidad. La impuntualidad es una falta de respeto que Danilo ha dejado claro a sus funcionarios que no tolera. Muy por el contrario a sus antecesores recientes, él ha sido puntual en cada uno de los actos públicos en los cuales participa.
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